sábado, 16 de diciembre de 2006

LO MÁS GORDILLO… DE ELBA ESTHER… SON SUS PALANCAS…

CARTA AL PRECISO

Antes que ninguna otra cosa, mi estimado señor presidente don Felipe Calderón, por favor ya no malgaste los recursos públicos para anunciarnos que “hay un nuevo presidente” y que “hay muchas cosas que van a cambiar”. Usted sabe el dineral que nos cobra la Caja Idiota (Televisa, TV Azteca y la radio) por pasar sus anuncios. No necesitamos otro gobierno mediático, mejor trabaje y haga acciones reales que marquen una diferencia clara con el sexenio de Fox.

Los mexicanos hemos vivido durante muchos años esperando que alguien con dos dedos de frente llegue al gobierno y que actúe de manera inteligente y comprometida con lo que el país necesita.

Desde donde estamos podemos intuir la enorme carga de compromisos adquiridos que tuvo que realizar para poder ganar la elección, luego del fallido intento de Fox por desaforar a López Obrador y, luego de no haber tenido éxito con esta estrategia, usar todas las artimañas para presentarlo como “un peligro para México”.

Se trató, como dice Lorenzo Meyer: “de una campaña donde la autoridad electoral (el TEPJF) tuvo que aceptar que tanto la Presidencia como el gran capital incurrieron en ilegalidades pero, a la vez, rechazó la posibilidad de anular el proceso o de al menos acudir al recuento de votos a pesar de una situación donde la diferencia entre el ganador y el perdedor era mínima y el margen de error muy grande”.

Ya detuvo a la gente de la APPO, ¿tendrá la misma energía para castigar las violaciones de la PFP en el caso de Atenco?, ¿sacará a la luz a los responsables de esas violaciones?, ¿aunque esté involucrado el actual Procurador de la República?, o, ¿eso ya es cosa del pasado?

Hace un par de semanas publicamos en este mismo espacio el comunicado abierto de “La Familia Michoacana”, que se ha erigido como una forma de violencia no institucionalizada para “limpiar” la entidad. La respuesta del nuevo gobierno fue clara: mandó la cargada de seguridad a Michoacán para poner orden pero, me pregunto: ¿podrán hacerlo?; ¿por qué entonces el ejército ha dejado intacta la región de La Familia?

Tengo a la mano denuncias directas de jóvenes estudiantes michoacanos que dicen que, de pasadita, el ejército se está ensañando contra los estudiantes, principalmente con los de izquierda. ¿Este será el sello de su gobierno?, espero que no.

Sí, la seguridad es prioritaria, pero lo es también el combate a los monopolios (Teléfonos, Televisoras, PEMEX y demás dinosaurios), ¿los va a poner en orden?, digo, porque finalmente el día de su toma de posesión “la televisión manipuló la información de manera similar a como lo había hecho en el pasado Porfirio Díaz o Miguel Alemán”, agrega Meyer.

Gutiérrez Vivó ya se quejó públicamente de su pretensión de usar la publicidad oficial para inducir el sentido de la información política. En la Secretaría de Educación Pública Elba Esther Gordillo ya le coló a su yerno, digno espécimen que merece el rechazo del respetable. Espero que solo sean algunos resbalones iniciales y que aplaque a sus extremistas de derecha, le deseo lo mejor.

“ORDEN Y PROGRESO”

Este era el lema de los positivistas del siglo XIX “Orden y Progreso” y fue adoptado por don Porfirio Díaz en todo su largo período de dictador mexicano.

Hoy mucha de la gente de esta ciudad y de este país quiere lo mismo: “orden y progreso”. Este fue el nombre que se dio a los sistemas políticos de la primera mitad del siglo XX en distintos países latinoamericanos.

Inauguró esta tendencia Porfirio Díaz (1876-1911) que adoptó el lema de Orden y Progreso y que también fue acompañado por el eslogan: “Nada de política, mucho de administración”. Este ejemplo se difundió en otros países próximos: Rafael Reyes en Colombia; el general Jorge Ubico, Rufino Barrios y Rufino Cabrera en Guatemala; Santos Zelaya en Nicaragua; Guzmán Blanco y Juan Vicente Gómez en Venezuela y podría incluirse en esa misma categoría con poca dificultad la dictadura del general Primo de Rivera en España.

El término proviene de una frase del sociólogo Augusto Comte, en cuyo “positivismo” se inspira una ideología justificativa, aunque también habría que decir que la idea de “progreso” fue un tópico natural de todo el siglo XIX, tanto así que fue incluido como parte de la bandera nacional brasileña es esas fechas.

Si hubiera que definir a los gobiernos que utilizaban estos conceptos serían: sistemas autoritarios que restringen la libertad política pero que no aspiran a convertirse en el “estado totalitario” que definiría al fascismo.

Los conceptos básicos de estos regímenes son: nacionalismo incluyente, sin llegar a los extremos del populismo, económicamente liberales, defendiendo el libre mercado capitalista y la propiedad privada, pero que son claramente intervencionistas a través de las iniciativas y políticas públicas, constructores de infraestructuras modernas (ferrocarriles, carreteras, obras hidráulicas, etc.) que pretenden consolidar una unidad nacional a través del progreso material que esas obras facilitan y visualizan.

Los gobiernos de esa época encontraron en la filosofía positivista su eje rector y pretendían encontrar soluciones científicas a todos los problemas relativos al mundo, la sociedad y el hombre en una sociedad que (se decía en ese tiempo), “cambiaba a una velocidad desconocida hasta entonces”. ¿Qué dirán los nuevos positivistas que rodean a Felipe Calderón?, digo, es pregunta.

¿A QUIEN APOSTAR?

Calderón ya es presidente y tiene en sus manos una simple pero muy complicada labor: hacernos entender y creer que la política vale la pena. Somos muchos los que desconfiamos, los que no creemos, los que disentimos y los que tenemos una duda razonable sobre lo que implica un gobierno de derecha.

Hoy me parece que ya no podemos hablar de los viejos esquemas de “la izquierda” o de “la derecha”, por ello deberíamos entender el gobierno desde una visión pragmática, en donde quien tiene el poder tiene en sus manos el poder de cambiar el estado de cosas y su éxito sólo será posible si logra tener una amplia convocatoria ciudadana que apoye los cambios necesarios en la administración.

Pregunto: ¿cuántos políticos no se han pasado del PRI, al PAN, al PRD, a Convergencia o al Panal? La política es una porquería y, como decía don Plutarco Elías Calles (dignísimo fundador del PRI), “el arte de la política es aprender a comer mierda con una sonrisa en la boca”.

Pues bien, muchos no queremos aprender a comer lo que comen los políticos, pero sí queremos mantener la sonrisa en nuestra boca. No se trata de un acto de fe en los falsos políticos que tenemos, pero se trata de alentar una masiva participación ciudadana que obligue a los políticos a cumplir con su deber para el que fueron contratados.

Y esas formas de participación son múltiples, empezando por esta columna que está a su disposición para recibir sus quejas, propuestas y deseos... va.

LA CUEVA DEL DELFÍN

Hace unos años los herederos del Zar de la Basura eran asambleístas. Hoy están los nuevos pepenadores (de huesos) en la Asamblea. Después de ser priistas, panistas, hoy son perredistas y luchadores sociales… ¡Que viva el reciclaje!

¡Vientos huracanados!, si no me confunden con Flavio Sosa nos veremos por acá el próximo sábado…

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