sábado, 13 de enero de 2007

¡MILICOS AL PODER!… LOS CIVILES… NO PUDIERON…

LA RAZÓN DE ESTADO

“En México prevalecerán el orden, la legalidad y las instituciones. Es nuestro compromiso. Para que vivamos mejor el gobierno actúa. Presidencia de la República”. Este era el mensaje de la presidencia difundido por los medios de comunicación, en donde aparece el presidente Calderón enviando un mensaje a las fuerzas armadas.

En sólo 28 segundos, se escucha el mensaje anterior con una voz en off y se ven imágenes de soldados tocando tambores, aparece Felipe Calderón caminando a paso marcial y, finalmente, se le ve rindiendo protesta ante la Cámara de Diputados, rodeado por los eufóricos aplausos y gritos de los diputados panistas.

Luego, una fotografía de Calderón vistiendo una casaca militar (que le quedaba grande) y una gorra, con el escudo nacional y cinco estrellas (que corresponden al “general de generales”), bordadas en negro, apareció en todos los medios y fue portada de revistas como Proceso y Milenio.

Tan solo entre el primero de diciembre y el cuatro de enero, Proceso afirma que: “Calderón presidió 18 encuentros o eventos relacionados con el Ejército, la Marina y la Secretaría de Seguridad Pública” (Proceso 7 de enero, p.11). ¿Por qué tanto amor?, ¿qué nos quiere decir esto?, ¿cuál es el mensaje cifrado en este asunto? o ¿será que el miedo no anda en burro?

Infinidad de críticas han aparecido en todos los medios que coinciden en que Calderón eligió la opción de acercarse a las fuerzas armadas y prometerles incluso ¡aumento de sueldo! (lo que es contradictorio y contrastante con la reducción del modesto 10 por ciento que ofreció quitarle a los sueldos de la alta burocracia) debido a la debilidad con la que llegó a la presidencia y con esta cercanía a los militares espera proyectar una imagen de autoridad y legitimidad. “Dime de que presumes y te diré de qué careces”, dice el refrán popular.

Lo cierto es que no deja de ser sorprendente que un civil, supuesto demócrata, “el presidente del empleo” (como se hacía llamar y que valdría la pena recordarle que su secretario de Hacienda ya dijo que este año se va a reducir), tenga que arroparse con el ejército lo que, más que fortaleza, nos da una imagen de debilidad o de pleno sometimiento a los intereses que lo llevaron al poder.

Cuestiona Lorenzo Meyer: “La simbiosis Calderón-Fuerzas Armadas, más que un mensaje de firmeza, puede interpretarse como inseguridad. Más inquietante aún es el papel del Ejército en la lucha contra el crimen: si falla será un desastre y si triunfa, ¿volverá al discreto segundo plano político del que ha salido? (Reforma, 11/I/07, p. 11).

Sin duda podrá hablarse de la Razón de Estado, pero no se olvide que el uso de la fuerza es lo que debe ser la razón última de la política. ¿Porqué entonces empezar por el final?, digo, es pregunta.

EL USO DE LA FUERZA

Hacia finales de la Edad Media en Europa, con la liquidación definitiva del llamado orden feudal, las transformaciones económicas, militares, sociales y jurídicas determinaron un escenario totalmente nuevo, que el pensador Nicolás Maquiavelo, definió como el Estado.

Para Maquiavelo, la Razón de Estado se refiere al modo de decidir y obrar que un gobernante toma papa poder conservar la salud y la fuerza de un Estado. Por lo tanto el “príncipe virtuoso” necesita guías con las orientaciones para saber cómo tratar de mantener al Estado en óptimas condiciones, las que a su vez suponen un conjunto de razones (exigencias del pueblo) que el príncipe, luego de interpretar, debe llevar a la práctica buscando el bien común.

Esta vieja idea del estado sigue siendo válida, por ello existe toda la compleja estructura institucional del gobierno. Desde la encargada de recaudar los impuestos y organizar los gastos, hasta todas las demás áreas que se supone deberían darnos buenos servicios (salud, seguridad, transporte, empleo, educación y hasta turismo). La verdadera Razón de Estado sería promover una buena y moderna coordinación de estas instituciones y de los recursos que aportamos y evitar el despilfarro y los malos manejos.

Pero eso suena casi a una utopía irrealizable en México. La corrupción, los abusos de autoridad, la impunidad, el oportunismo político y el autoritarismo han sido pan de todos los días.

El Estado puede ser definido como el detentador del poder político y, por tanto, como medio y fin de la acción política de los individuos y de los grupos. Sin embargo, cuando estos grupos entran en conflicto entre sí, el uso de la fuerza física está legitimado como un punto extremo y las instituciones están capacitadas para valerse de ella “para resolver los conflictos entre los individuos y entre los grupos y puede disponer, y está capacitado para utilizar, de la fuerza física por cuanto tiene el monopolio de la misma”, dice Norberto Bobbio.

Está claro y quizá el “nivel de conflicto” amerita (según Calderón) el empezar a utilizar este “punto extremo” de la violencia física, que es en extremo peligroso y que no pocas veces desemboca en conflictos aún mayores… Esperemos, de verdad, que este no sea el caso.

LA MADRIZA DEL BARZÓN

Hace poco estuve en Guadalajara, tierra de los guanatillos (de Guanatos), en donde pude realizar algunas entrevistas interesantes. Entre ellas está la de un ingeniero, Eduardo Rivera, quien me comentó ampliamente su visión del actual secretario de Gobernación Francisco Ramírez Acuña, cuando este fue gobernador de Jalisco.

Dice don Eduardo: “Hubo muchas criticas de la prensa que lo acusó de intolerante, pero la verdad es que la mayor huella que dejó fue la súper madriza que le mandó poner a Maximiliano Barbosa, líder nacional del Barzón… lo dejó suavecito”.

Por ello no es de extrañarnos que acabando de llegar a su nueva chamba les pusiera un cuatro a los líderes de la APPO para meterlos a la cárcel, además de la redada general que hizo en Oaxaca, las golpizas abusos y detenciones ilegales y ni hablar de la impunidad en que siguen los responsables de Atenco.

Ya les dio palo duro a los manifestantes globalifóbicos en Guadalajara, ya le tupió duro a los maestros y como él mismo responde cuando se le pregunta sobre el crimen organizado: “Ya lo sabemos, es un tema que no tenemos por qué profundizar… déjenlo a los que saben de seguridad pública y de estrategias policíacas” (La Jornada, 2/I/07) o sea, palo dado ni dios lo quita y si ya te tocó, pus aguántese como los machos.

Por no dejar, si tuvo chance el martes pasado a la una de la mañana se transmitió por la Caja Idiota del canal 13 el primer programa del Peje: “La verdad sea dicha”. Los primeros 20 minutos se dedicó a comentar el porqué del programa. Se refirió a Televisa como “la otra televisión… que está entregada a la derecha” y luego señaló: “Ya sería el colmo que a esta hora de la noche quisieran censurarnos, de manera que exijo respeto”.

No sé si el Peje lo supo, pero canal 13 canceló este programa en Nuevo León, Tamaulipas, Tlaxcala y Chihuahua… y eso que paga 219 mil pesos más IVA por programa. Si quiere verlo por Internet busque: www.amlo.org.mx.


LA CUEVA DEL DELFÍN

Lo mas chido fue ver a Jesusa Rodríguez interpretando a “Carlos Loharé de Mole”, en su noticiero “Noticreas”… se la baña.

¡Vientos huracanados!, si un panista no me confunde con panista y me mata, nos veremos por acá el próximo sábado...

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