sábado, 6 de enero de 2007

TRES REYES… TRES OFRENDAS… LOS TRES CALAVERAS…

SE HACEN ROSCAS

¿Qué le trajeron los Reyes?, ¿ropita?, ¿unos patines?, ¿un muñeco de Saddam para que lo ahorque cuando quiera?, ¿unas zapatillas para que se vaya de puntitas...?, ¿un calendario con Elba Esther Gordillo desnuda? Nomás no me diga que no le trajeron nada, porque todos recibimos algo... aunque sea en nuestra contra.

Esta columna estaba en tregua política. Sin embargo apenas ayer, en esas andaba cuando (sin querer) pensé en tres políticos representativos del país y después de estar horas contemplando un nacimiento y de haberme sacado el muñeco (sin albur), decidí que quería saber más de los Tres Reyes Magos.

Me empecé a alucinar que las figuras podían tener las caras de nuestros políticos, ahí junto a sus borreguitos, junto a sus animalitos, junto a sus pastorcitos semidesnudos, portando tremendos maletones con oro, incienso y mirra.

Después de ese breve espacio, me puse a buscar como loco información fidedigna y a entrevistar a mis fuentes más confiables sobre la verdadera realidad de este hecho que cautiva la imaginación de los chiquitines, que sangra dolorosamente las carteras de los padres de familia, que abulta significativamente los bolsillos de los ambulantes y que parece ser solo una bonita leyenda.

LOS REYES MAGOS

No voy a empezar con el choro que ya todos nos sabemos... Digo, sí se trata de documentar el asunto pero con moderación. Así que vamos al grano. Lo primero que me dijeron es que: ni eran magos, ni eran reyes ni eran tres... ¿cómo la béis bol?

Se cree que todos eran procedentes de Babilonia y en aquellos lejanos ayeres, a todos los “hombres de ciencia”, curanderos, o estudiosos de la astrología se les daba el nombre genérico de “Magos”, (en ese tiempo el Doctor Simi hubiera sido un magazo).

También se dice que estos famosos “Reyes Magos”, quizá eran jefes de diferentes tribus nómadas. Todos ellos estudiosos de las escrituras judías, que sabían del fenómeno natural que sucedería en el cielo en esas épocas y que formaría una especie de Estrella, que –según las escrituras-, indicaba el nacimiento del Rey de los Judíos.

Pues bien, esta estrella, conocida como la famosa Estrella de Belén, no era otra cosa que un fenómeno astronómico que se da cada miles de años sólo en el oriente y que no es sino una sorpresiva y muy extraña conjunción del Sol, la Luna, Júpiter, Saturno, Venus y Mercurio, lo cual pasó hace más de dos mil años.

Por ello, los sabios de esa época y siguiendo las escrituras, anunciaron este fenómeno, lo cual llegó a los oídos de Herodes (entonces Rey de los Judíos) quien, sin mostrar ningún temor, dijo: “está bien, indíquenme en donde nacerá el nuevo rey para ir a adorarlo”. Los sabios intuyeron sus malas intenciones y decidieron tomar rumbos muy distintos y más largos para confundir a los soldados de Herodes hasta que lograron deshacerse de ellos.

No fue sino hasta la Edad Media (por el año quinientos y tantos) cuando, dentro de la religión cristiana, se decidió formalizar la leyenda y, en vez de todos los sabios que fueron a reunirse bajo el mencionado fenómeno astrológico, se decidió que como forma de representación simbólica se elegirían sólo a tres de ellos.

De ahí surgieron los famosos Reyes Magos, que representaban a todas las razas humanas conocidas en ese momento por esos europeos medievales: la Raza Negra, la Raza Árabe y la Blanca. (Si hubieran conocido a los gringos o a Mao Tsé Tung, seguramente hubieran sido más magos con más regalos, ¡imagíneselos!).

Por parte de los negros estaba Baltasar, quien llevaba la Mirra (que es una especie de hierba medicinal, que se quema, se inhala y que significaba la posibilidad de curación del hombre). Por parte de los blancos pusieron a Melchor, quien portaba el oro –but of course- (que significaba un presente digno de un rey). Y, finalmente, por los árabes nombraron a Gaspar, el más joven de todos, quien portaba el incienso, que significa simbólicamente una ofrenda directa hacia Dios por el humo que desprende, por su olor y porque se eleva al cielo.

Finalmente, el día de celebración de esta leyenda se conoce como La Epifanía que no significa otra cosa que: “La manifestación a todos los hombres de la tierra”.

Pero ahora vayamos de retache a mi alucine inicial.

LOA MAGOS CHAFAS

Me fui de regreso al nacimiento y les pegué tres caritas recortadas a los reyes magos. ¡Ni Pepe Celaya lo hubiera hecho mejor! ¡Quedaron bien cajetas! Y entonces empecé mi propia leyenda:

Se cree que todos son procedentes de Bobilonia y en estos días de la consolidación democrática, a los políticos o estudiosos de las leyes para torcerlas a su antojo se les da el nombre genérico de Magos, porque pueden desaparecer y aparecer lo que quieran.

También se dice que estos famosos “Reyes Chafas” son jefes de diferentes tribus. Todos ellos estudiosos de los presupuestos y que sabían del fenómeno natural que sucede cada año en el cielo gubernamental y que forma una especie de Estrella que, –según las leyes-, indica la llegada del gran presupuesto nacional.

Pues bien, esta estrella, conocida como la famosa Bolsa del Millón, no es otra cosa que un fenómeno económico que se da año con año, no sólo en México, pero que aquí siempre tiene una sorpresiva reorientación de nuestros impuestos para hacer muy felices a la bola de vagos.

Pues bien, los vagos de esta época y siguiendo las leyes hechas por ellos mismos, anunciaron el fenómeno, lo cual llegó a oídos de Fox (quien fue Rey de los Jodidos) que, sin mostrar ningún temor, dijo: “está bien, indíquenme en donde estará el botín para ir a recuperarlo”.

No fue sino hasta la Edad Media Política (2000 Dd. el Sub Marcos) cuando, dentro de la religión partidaria, se decidió formalizar el negocio y, en vez de todos los vagos que llegaban se eligió sólo a los 3 más representativos.

De ahí surgieron los famosos Reyes Chafas, que representaban a las razas políticas conocidas en ese momento: los Ratunos, los Pobretones y los Ricachás.

Por parte de los Ratunos apareció Malhechor, quien llevaba la Mirra (que es una especie de hierba que vendía muy bien junto con sus colegas del PRI metidos en el narco). Por parte de los Ricachás llegó Gastar, quien portaba el oro (que significa más bisnes para todos sus seguidores del PAN y para los hijos de su predecesor). Y, finalmente por los Pobretones apareció Va a Saltar, que era perseguido por numerosas tribus del PRD, quien portaba el incienso (y que en lugar de ser una ofrenda, hoy nomás le sirve para mandarle señales de humo a su viejo Peje).

Finalmente, el día de la celebración de esta leyenda se conoce como “El Día del Triunfo” que no significa otra cosa que: “Habrá manifestaciones de todos los hombres de esta tierra”.

Y como muchos no quedaron satisfechos con el triunfo hoy esos andan como alma en pena siguiendo una “presidencia legítima” pero sin chamba, perdiendo lo poco que les quedaba de credibilidad, sin silla y sin perrito que les ladre... ¡chále!

LA CUEVA DEL DELFÍN

Oro, incienso, mirra y miles de negocios con los que ya se están frotando las manos los políticos y demás secuaces. Seis años, es mucho tiempo para mamar de la gran “ubre presupuestal”, ¿o no?... ¡que viva la política!

¡Vientos huracanados!, si no encuentro el gran caballo que me trajeron, nos veremos por acá el próximo sábado...

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